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Canadá: Venganzas en Toronto


Atardecer en Toronto

Tengo la teoría de que hay ciudades a las que sólo llegas por accidente. Para mí, Toronto es una de ellas (Santa Clara, Cuba, es otra… pero esa es otra historia y otro tipo de accidente). No es un destino que comúnmente figure en las listas de “lugares a visitar” de viajeros soñadores (como París, Nueva York, Roma, y los lugares donde vemos a los monumentos más emblemáticos desde nuestros libros de geografía en primaria). Pero, a veces pasa, ahí terminas…

Osea, sí, pero ¿cómo llegas ahí?

Ya sea que no se les ocurrió hacer la reunión de trabajo en otro lugar, que el boleto estaba barato, que te fuiste siguiendo una mala pasión, que hiciste una escala muy larga, que tienes un curso o que simplemente sí querías terminar ahí, lo primero es llegar. Para eso, hay varias opciones.

Interjet, AirCanada, Aeromexico y West Jet tienen vuelos directo desde la Ciudad de México. United, American Airlines y otras también vuelan pero con escalas. Mi recomendación sería llegar con Interjet, sobre todo porque por alguna razón AirCanada no te incluye equipaje documentado y no tiene pantallita para entretenerte en el camino (ya si no te queda de otra, llévate un buen libro).

Bueno ¿y ya que aterrizaste?

Como buena ciudad grande, el aeropuerto está muy bien conectado con todo. Hay Uber, taxis, camiones, pero lo que yo recomiendo es tomar el Union Pearson Express hasta Union Station (muy al estilo Grand Central… una estación que te deja cerca de todo, o de algo que seguro te va a llevar a donde vas si no te estás quedando en Downtown Toronto). Cuesta CAN 12,35 y puedes comprarlo en las maquinitas del aeropuerto (no da cambio de CAN 100, pero acepta tarjeta de crédito) o aquí. Si vas con maletota de rueditas, no te preocupes, hay suficiente espacio. Un punto de reunión seguro (porque hay wifi y porque seguro lo ves al bajarte del tren) es el Balzac.

Downtown Toronto

A ver, ya estoy con mi maletota en Union Station ¿para dónde me muevo?

Dependiendo de en donde te vayas a quedar es a donde te conviene llegar. Aun por accidente, lo más común es que tu hospedaje esté en Downtown Toronto, Mississauga, Vaughan, Markham, o “por el aeropuerto” (evidentemente hay muchas más áreas en Toronto, pero esos son los nombres más comunes que te van a aparecer en cualquier sitio de reservaciones). Si bien los hospedajes en Downtown son más caros, para mí era importante evitarme los traslados de aproximadamente media hora desde los otros lugares hasta donde según yo todo turista acaba: el centro. Comparé varias opciones con AirBnB, pero por las condiciones de este viaje decidí que lo mejor era optar por un hotel “cerca de todo” (al menos así se veía en el mapa) y elegí el Chelsea Hotel. Entre otros pros, tiene tina y máquina de café en los cuartos, consuelo de cualquier Travenger que sabe que al mal tiempo un buen baño.

Ya hice el check-in, dejé la maleta y me quité el olor a avión ¿ahora?

En mi caso, para este momento de la desavionada ya tenía hambre. Al salir del hotel había varias opciones locales que se veían bien, pero las piernas y el complejo de Dora la Exploradora me hicieron alejarme del hotel. Ya era tarde (22:00) y las opciones menos franquiciosas comenzaban a cerrar (ese punto donde tienes mucha hambre para bar pero no lo suficiente para comida callejera). He de confesar que terminé en el Red Lobster de Dundas Street, que no es nada canadiense (excepto por el hecho de que venden cervezas locales de Mill St. Brewery, entonces si pides varias ya te sientes menos ridículo por el hecho de volar tan lejos para cenar en un restaurante que tienes en tu ciudad).

Por favor dime que no llevo cinco minutos leyendo esto para que me recomienden ir a una franquicia gringa.

No, no, ya en Toronto hay varias opciones más canadienses. Vamos a abordarlas poco a poco, mientras te cuento qué puedes hacer cuando te fuiste sin un plan claro.

Canadá se caracteriza por sus paisajes (y su servicio médico, la mezcla del primer mundo con las personalidades más relajadas, las hojas de maple y otras cosas). Así que sin duda, debes de incluir en tu visita alguna opción para conectarte con la naturaleza. Yo fui a Woodbine Beach (¿es neta que tienes las playas del Caribe mexicano a menos de 4 horas y decides ir a una playa en Canadá?) Sí. Para empezar, porque espero ya haya quedado claro que no había un plan, y para seguir, la diferencia es digna de admirar. Con un café de Tim Hortons en la mano, puedes decidir si caminar por la arena o caminar por el parque. Si escoges la primera, verás corredores, gente remojándose los pies (tal vez en verano sí se atrevan a meterse) gente jugando futbol en la arena y niños construyendo castillos. Imagínate cualquier playa pero con la gente más tapadita. Si escoges caminar por el parque, vas a sorprenderte con los colores otoñales (si fuiste en octubre, como yo); kilómetros de tonalidades verdes y cafés para adentrarte en los senderos hasta el punto perfecto para ver el skyline de Toronto (cerca de Ashbridge's Bay Park).

Otro día fui al Humber Bay Park (hay dos, East y West, con que llegues a uno es fácil caminar al otro). Este plan es ideal para ver el atardecer desde sus rocas. Es importante mencionar que si tu plan era “comprar un cafecito por allá” no va a funcionar, puesto que ninguno de los dos puntos tiene “tiendita” cerca. La ventaja, es que UberEats te puede salvar el día ¿un atardecer con una malteada de chocomenta en la mano? Sí por favor. Tanto Woodbine Beach como Humber Bay están a menos de CAN 30 en Uber desde Downtown. Seguro se puede llegar en camión, pero yo no descubrí cómo.

Por último, tuve la oportunidad de vivir uno de los momentos más bonitos en el ferry camino a Toronto Island Park. El ferry se para en tres puntos diferentes de las islas; puedes bajarte en uno y caminar a los otros dos o tomar el ferry a cada uno de ellos – pagas CAN 7,00 una sola vez). Si vas temprano, hay muchas actividades en las islas, sobre todo Centre Island y Hanlan's Point que son más turísticas. Wards Island es de hecho una isla residencial (aproximadamente 650 habitantes) así que sólo vas ahí si quieres saludar a tus conocidos o tomar fotos increíbles del skyline en la isla más callada de las tres. Yo fui ya al atardecer; navegar el lago Ontario con los tonos rosados del cielo, adentrándome en la parte más callada de Toronto mientras veía cómo se alejaban los edificios que de tantos ángulos había visto te da un sentimiento de paz que hasta hace que perdones (aunque sea durante los 15 minutos que dura el viaje) a la fuente de inspiración de esta venganza canadiense.

Skyline de Toronto

Ya vi muchos arbolitos y atardeceres ¿me regreso a mi casa?

No todavía. Regresa a Dowtown y piérdete en las calles. Sobre la calle Eaton verás varias opciones para compras si lo tuyo es el shopping, también está el Toronto Eaton Centre (Combo ganador: ve por unos huevos Benedicto en Eggspectation y pasa el resto de la mañana en las tiendas). Prueba en The Distillery District las cervezas que Canadá produce mientras sigues recorriendo las calles y escucha a los músicos en el Younge- Dundas Square, cena en el Little India Restaurant y observa a los fotógrafos tomando la foto perfecta del Gooderham Building. Ahoga las penas con un desayuno canadiense tradicional (onda frijoles con miel maple y una orden de hot cakes) en The Senator y camina por los alrededores para descubrir unos edificios bonitos, otros más modernos y las típicas letrotas para tomarte fotos. En Downtown también están los barrios chino, latino, italiano. Muchas opciones para descubrir a pie, aun si como a mí te toca uno de esos días feriados en los que todo está cerrado (Thanksgiving en Canadá es en octubre).

Desayunando en Toronto

No pero espérate, yo en todas las fotos de Toronto veo una torre muy alta ¿qué es eso?

Ah bueno, esa es la CN Tower, seguro en las fotos de los atardeceres sale. Si decides acercarte, vas a ver que tiene toda la vibra de un sitio turístico; gente pajareando abajo, selfie sticks, filas para el Acuario, artistas callejeros, policías y fans de hockey (el Air Canada Centre está a un costado, Go Maple Leafs!). Pero lo más interesante ocurre arriba. La CN Tower te ofrece la opción de caminar por la orilla de su punto más icónico. Por CAN 345 te ponen un traje, te amarran, y te dicen que camines por el borde de la torre (y tú pues dices que sí). Una vista espectacular, adrenalina controlada (haces 10 chequeos de seguridad, te quitan los aretes, te dan zapatos seguros y te prometen que han probado el cable con elefantes, así que si compraste one too many cheesecakes en Uncle Tetsu, no te preocupes, de todas formas te aguanta.

En la cima de la CN Tower

Oye y en Canadá también había unas cascadas instagrameables ¿no?

Depende de la época del año pueden ser para Instagram o para foto pro del National Geographic. En otoño las alcanzas a ver sin hielo, pero puedes leer más sobre Niagara en invierno aquí, pero en realidad octubre es una época para verlas en su estado liquido en pleno esplendor (según yo y mis vastos conocimientos en cascadas). De las cascadas mucho se ha dicho, lo que tal vez no sepas es que están a dos horas de Toronto (dependiendo del tráfico). Para llegar hay varias formas; en internet puedes encontrar tours que salen por la mañana desde Union Station (camiones que te llevan, te traen, algunos incluyen copita de vino por que Niagara al parecer tiene buenas opciones), también puedes tomar un camión por CAN 30 y llegar al casino que está frente a las cataratas; Safeway te da CAN 25 en créditos del casino al llegar, así que solamente habrás pagado CAN 5 por tu viaje redondo. Yo, que soy experta en eso de la improvisación, ni me levanté temprano ni me enteré a tiempo de la opción del casino, así que le pregunté a un conductor de Uber si nos podía llevar pero fuera de la plataforma (o sea, por su cuenta). Nos cobró CAN 250, pero acabamos dándole una buena propina por que nos esperó mientras tomábamos fotos, yo grababa mi video al estilo Bruce All-Mighty, cenábamos y regresábamos al hotel (estuvo casi 8 horas disponible) además de que nos empezó a contar de como salió de Siria con su familia y encontró la felicidad en Canadá. Claro, a pesar de que fue agradable el camino, mi recomendación sería que intenten despertarse temprano.

¿Hay algo más que tenga que saber?

En el Seven Eleven (y lugares similares) no venden alcohol y debes aplicar para una permiso electrónico de ingreso a Canadá, te recomiendo lo hagas directamente en la página oficial (te dan la respuesta en menos de 5 minutos y cuesta CAN 7). Aun así, me parece prioritario advertirte lo de las dificultades para encontrar vino en la tiendita de conveniencia (¡Vivan México y sus Oxxos!).

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