Viajar en invierno a Chicago tiene sus pros y sus contras. Por un lado, te regala las postales más bonitas y por el otro –cuando la sensación térmica es de -31 C– te obliga a quedarte encerrado en algún café viendo la tarde pasar. Claro que no siempre es tan dramático el escenario, cuando hay nieve la temperatura suele subir (poquito) y te permite caminar un poco más. Mi experiencia fue la primera y mis vacaciones en Chicago se convirtieron miles de cafés y dos o tres vistas bonitas. MUY BONITAS. ;)
Unas por otras.
Para empezar –entre más frío allá y más temprano sea– más probabilidades de ver al frijol sin gente. ;)
Millennium Park se viste de blanco.
La vista desde el 360 es espectacular. Y si hace mucho frío, la fila para entrar es mucho más corta (cosas que siempre es bueno).
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