La ciudad de Chefchaouen se encuentra a las faldas de las montañas del Rif y me atrevo a decir que es uno de los lugares más bonitos en Marruecos gracias a la brillante idea de pintar todas sus fachadas de azul. Las razones del porqué decidieron pintar esta esquina del mundo del color del cielo, son inciertas. Sus habitantes dicen que este color espanta a los mosquitos, aunque también simboliza el cielo, el mar y la libertad. Cualquiera que sea la razón, caminar por los callejones de su medina, perderse en tiendas de tapetes y joyerías, y disfrutar de un té de menta en la Plaza Uta el-Hammam, es una experiencia que se quedara contigo toda la vida. My dreams are blue.
Chefchaouen fue fundada por tribus bereberes en el año 1471 y su medina es una de las más pintorescas de Marruecos gracias a su influencia andaluza. Despiértate temprano y camina por la montaña en dirección a la mezquita andaluza para ver la ciudad desde las alturas. Una de las vistas más lindas.
Esta ciudad se disfruta a pie, perdido en laberintos azules y con pausas que saben a té de menta.
Good to know: Esta región del mundo tiene un problema: los cultivos de marihuana. Es común escuchar –hash, hash– de la boca de sus habitantes cuando los extranjeros pasan frente a ellos esperando que alguno les compre ya que se ha vuelto un destino popular para estas actividades. Y si bien soy de las que opina que cada quien fume lo que quiera, les pido que consideren la problemática de apoyar un turismo de drogas en un lugar en donde se está saliendo de control y la violencia es cada vez más común.
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