Diego Chavez Martínez
En mi vida nunca he entendido por qué todos los cuentos terminan con un final feliz – casados, con hijos, felices los 4 – pero pocas veces sabemos lo que pasó después de la etapa del enamoramiento. Puede ser que ya esté grande para entender estas cosas del amor, pero al menos en un viaje sí terminé con final feliz (spoiler alert).
Mi cumpleaños número 34 se acercaba y como siempre quería festejar con un viaje, mi destino era incierto puesto que todo para mí, fue sorpresa. La información básica que poseía era que iríamos a la playa y que necesitaba llevar traje de baño, cepillo de dientes y actitud para dejarme sorprender; soy del tipo de viajero que busca el control de todas las situaciones (no estoy loco, sólo que el excel a veces se vuelve mi mejor amigo en los viajes, inténtenlo, les gustará) y que le cuesta mostrarse vulnerable ante situaciones de descontrol total.
Día 1
Llegamos al aeropuerto y descubrí que volaríamos a Huatulco (un avance) pero aún no sabía qué playa dentro de la costa de Oaxaca sería la que nos recibiría. Llegando a Huatulco, rentamos un auto en Alamo, un auto chico en donde pudieramos estar cómodos para hacer un pequeño roadtrip por la costa y ahí supe, por fin, que iríamos a Mazunte, un pequeño pueblo mágico en la costa oaxaqueña, famoso por sus tortugas marinas y su peculiar estilo de vida liviano, ligero y amistoso (también pueden sentirse livianos con un poco de ayuda, guiño guiño) y claro, famoso por una pequeña montaña que te regala los atardeceres más increíbles: Punta Cometa. Llegando al pueblo conocimos nuestro lugar de hospedaje "Villa Luna de Miel" habitaciones con vista panorámica a la costa y a un sin fin de árboles que hace ver que el pueblo aún sigue teniendo la esencia natural que lo caracteriza. Dejamos las maletas y caminamos a la playa para buscar una cerveza y un ceviche, encontramos un lugar pegado a la playa en donde comimos con prosa esperando poder entrar al mar.
Día 2
Las carreteras de este sitio son perfectas para las personas que empiezan el día corriendo cimas (nota mental: no me gusta correr cimas). Después de la carrera por la carretera, tomamos el auto y fuimos a un lugar que nos recomendaron llamado "Café La Mora" en donde disfruté de un waffle integral gigante con guacamole y queso (sin palabras y sin ganas de usar traje de baño después) posteriormente nos dirigimos a Carrizalilo, una de las playas más lindas: escaleras largas para llegar a la pequeña bahía en donde las olas te revuelcan y te ayudan a que te olvides de cómo se siente no reír. Ahí, por si fuera poco, tomamos cervezas y comimos un ceviche delicioso en un camastro a la orilla de la playa. Todo por $250 por persona.
Por la tarde, regresamos a la playa de Mazunte para recibir el mejor regalo de cumpleaños, uno de esos regalos personales que llegan de imprevisto: con toda la actitud de un gran día y con un pequeño bar a la orilla del mar, compramos 2 mojitos de litro por $80 cada uno (los mejores para mi gusto) descansamos y le hicimos caso al mar que nos llamaba. En medio de las olas, entre risas, con Punta Cometa al lado ocultando el sol lentamente, las animaciones del agua sacando vapor en pleno atardecerr y tus ojos… hicieron del momento la mejor fotografía y mi primer regalo de cumpleaños. Gracias, Mazunte. Terminamos con unas pizzas a la leña excelentes con un pequeño horno al lado de "La Estrellla Fúgaz”.
Día 3
Mi cumpleaños no podía empezar sin correr, así que 34 km eran los que requería para empezar el día, pasando por todas las playas de la costa, hice una carrera increíble (nota mental: no volver a hacerlo, no recordaba la nota mental pasada). Un desayuno increíble sorpresa con vista al mar y más regalos es como siempre se debería de empezar un cumpleaños. Después tomamos el auto en dirección a Zipolite, una playa cercana a Mazunte famosa por permitir el nudismo y tener un mar perfecto para sacarte fotos al mostrar tu cuerpo al desnudo (obvio no lo hice, ay ajá). Tomamos un par de camastros en "El Alquimista" un lugar con buena música y un ambiente muy agradable, demasiado agradable cuando la compañía también lo es, solo cuiden su manera de beber para festejar pues ahora tendré que pasar al siguiente día.
Día 4
¿De nuevo era mi cumpleaños? Al parecer sí: desayuno preparado sorpresa con vista a la playa, un poco de cruda (no sé cúal era más fuerte si la moral o la física) y de nuevo a tomar el auto para ir a San Agustinillo a un lugar llamado La Ola, las mejores micheladas preparadas, un deliciosa ceviche, el mar y poca gente. ¡El resultado? Tú, el mar y yo solos otra vez. Una vez que terminamos con las cervezas del lugar, regresamos a Mazunte y pasamos por un par de mojitos antes de cambiarnos para la cena en Alessandro, la dueña del lugar nos atendió y nos recomendó qué pedir, además de darnos varios mezcales gratis de cumpleaños. Sin duda fue el mejor cumpleaños (también el más gordo y el más borracho).
reo que nunca entenderé lo que pasa en los cuentos de hadas y tampoco sabré si todos tienen final feliz. Tampoco sabré si cada viaje lo tendrá o no pero, si guardas en tu cabeza las fotografías y los recuerdos felices, estoy seguro de que pueden ayudar a construir el final feliz que tanto queremos. Este, por ejemplo, fue el más feliz de esta playa.
¿Cómo llegué?
Interjet CDMX - Huatulco - CDMX
*NOTA DE LA EDITORA: aunque la redacción de la nota no lo parezca, siempre hubo alguien sobrio al volante.
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