Oh la la!
Cuando viajas a islas francesas en el Caribe, que saben a Champagne, mar y arena, lo mejor es dormir en cuartos en donde el sol te dé los buenos días, con vistas impresionantes del mar, una playa privada perfecta para practicar Standup Paddle rodeado de tortugas, y un restaurante del que no querrás salir nunca. Es decir, si vas a St. Barths, lo mejor es quedarse en Le Sereno (leer con acento francés, s’il vos plaît).
Spoiler alert: está es una historia de venganza.
Bonjour! Llegar del aeropuerto de Gustativa (la capital de St. Barths) a Le Sereno en la bahía de Gran Cul de Sac toma más o menos cinco minutos. Pero, son más que suficientes para que te enamores de la isla (amor del bueno). El mar te acompaña durante todo el camino y, no sabemos si es su color o la idea de estar en una isla a tres aviones de distancia de tu ex, que el efecto ‘oh la la’, inicia de inmediato.
Cuando llegas Le Sereno tu habitación está lista y la champagne fría. 36 suites y 3 villas diseñadas por Christian Liaigre con vista al Grand Cul de Sac (una playa paradisiaca y hogar de cientos de tortugas que podrán ser tus nuevas mejores amigas ) que te ayudarán a entrar en modo isla de inmediato.
El restaurante de Le Sereno ofrece comida francesa-asiática y uno o dos cócteles (a quién engañamos: cuatro o cinco o más). Los rollos de sushi que ofrece serán los mejores rollos de sushi de tu vida (parece que exageramos, pero no) y lo mejor de lo mejor de lo mejor: el Banana Filo Tart, una clase de pastel de plátano con chocolate blanco (heaven on earth). Y si para este punto sigues pensando en tu ex, tu jefe, tu “amiga” de primaria que habla mal de ti, la luz, el agua o hasta en el idiota que copia en los mails de trabajo… vete al spa; con una cabina especial al aire libre frente al mar para escuchar el sonido de las olas mientras recibes tu masaje, ni siquiera te acordarás de ver el celular.
Le Sereno, es la mejor venganza: te olvidas de todo, te pones en #ModoIsla y colocas una copa de champagne en tu mano derecha, Le Sereno se encarga de que siempre esté llena (guiño guiño), y un buen libro en la izquierda.
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